lunes, 5 de marzo de 2012

el proceso reduc-cativo

Los seres humanos disponemos de un intelecto capaz de procesar datos abstractos, elementos mentales, que tienen su modelo en la realidad objetiva, y sobre ella luego podrán re-vertirse, de tal modo que consigue influirla, modificarla. Podemos modificar el mundo y la naturaleza (dentro de ciertos parámetros) como ningún otro ser vivo conocido. De niños, la mente se va aguzando hasta ser filosa relfexión de contenidos complejos. Llegados a adultos, se supone que dicha capacidad mental, ha ido progrezando hasta llegar a su extremo; la educación y el sistema social, se jactan de ser ellos, los que llevan al hombre desde su condición animal infantil, hasta la persona racional, reflexiva, crítica, capaz por su condición privilegiada dentro del reino animal, de elevarse por sobre todo lo no-humano. Y suponemos que la pedagogía se desarrolla persiguiendo el mismo fin: pulir hasta el máximo posible, las capacidades humanas. Darle a los niños la mejor educación; que cada edad tenga un plan específico de aprendizaje; que escale sucesivos grados –en lo posible sin demorarse- para demostrar sus aptitudes; y que luego continúe aprendiendo, formándose, adoctrinándose, para ser un profesional exitoso, que funcione acorde y plácido dentro en la maquinaria laboral. Pues bien, esa es una utopía, y ya la desterraremos. Ha funcionado durante un tiempo, pero ha llegado a su fin. Ni la pedagogía ni la educación, predisponen el camino al humano para desarrollar al máximo sus atributos mentales. Son un intento, un modo de lograrlo, pero no el mejor ni más correcto. ¿Por qué se han perpetuado durante tanto tiempo? Trataremos de verlo. Seamos claros: los niños nacen con un potencial intelectual , que será afectado por las condiciones de vida de cada cual, de un modo casi determinante. Tanto que un niño librado a los lobos, no desarrollará pensamiento racional alguno. Es necesario, condición sine qua non, que intervenga otro humano, para integrarlo al mundo hablado. Más luego, ya inmerso en la comunidad, la educación será en la mayoría de los casos, con sus instituciones-escuelas, la encargada de encausar, canalizar, disponer, el camino a recorrer por el humano en su camino formativo (Hablo de la educación, pero debe hablarse en plural. Puesto que la escuela es una, entre otras, de las instituciones con las que cuenta la sociedad, el sistema, para terciar la formación de las personas). Creemos que es el único modo de hacerlo; nos atenemos al paradigma de educación de un modo obsecuente (obediente, sumiso), sin advertir, que en verdad, está performando un tipo de humano con el que la mayoría hoy en día no está de acuerdo. Los niños tienen, pese a su marcado pensamiento concreto, una capacidad mucho superior que los adultos, para llegar a conclusiones por entero inverosímiles. Parece una tontería, pero es lo que caracteriza a los genios. Encontrarle a un elemento (Ej: un resorte) más de cien usos, no le corresponde al adulto normal, y sí al niño promedio. El primero, solo capta unas pocas, el segundo, la mayoría de las veces, coincide con el adulto genio. ¿Pero qué sucede luego, que la mayoría de los niños, cuando adultos han perdido esa versatilidad mental, esa capacidad para llegar a diversas conclusiones, a partir de las mismas premisas? Pues bien; algo madurativo, inherente a la materia, quizá ejerza su influenza. Pero sin duda, otra gran influencia, es el camino de formación intelectual que han tomado (y acá se incluyen las otras instituciones con que educan a la gente). Si vemos en que se basa la educación, notamos que el periodo de ilustración ha sido el nucleo del paradigma actual. Este época histórica (acompañado de un movimiento cultural e intelectual), ha tenido por finalidad, “disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón”, por lo cual el XVIII ha sido denominado “Siglo de las luces”. -La ignorancia será combatida mediante educación- rezaba la apotema central-, un mundo mejor es posible-. Y bien que han tenido cierta razón, y también han tenido el merito de afectar al modelo educativo. Por ejemplo, entre los valores de este movimiento (que es el que persigue la institución-escuela actual) está el de conocer las obras de la era clásica. Esto supone que el conocimiento es acabado, y se recontruye sobre pilares preexistentes.------------------------------------ La característica más sobresaliente de la escuela, es el de adherir al modelo positivista por el cual, todo tiene una respuesta. Todo puede descubrirse, la razón todo lo devela. Pero en este proceso, la institución-escuela, ha perpetuado a la persona en una posición de que todo tiene, solo una respuesta. La capacidad infantil de llegar a diversas colcusiones a partir de pocos datos, se ha perdido, y ahora tiene un saber con el que se respalda: un saber escrito en los libros, que forman los pilares de la cultura. La vida deja de pensarse en la espontaneidad, y se resuelve en parapetos y tablaturas ya categorizadas. Adaptarse es el resultado del proceso educativo. La institución-escuela, articula al sujeto con el sistema social, y lo forja en este paso, para que lo haga sin resistencias. Esa es la primer gran consecuencia: suprimir, desatender, dejar marchitar el pensamiento divergente, la capacidad de obtener variadas y diferentes respuestas a un mismo planteo. No es cosa menor, cuando hablamos de la característica esencial del ser humano: la razón. La segunda consecuencia, alevosa, es el aburrimiento, tedio, desazón, sinsentido, braquitulo y perulato estado, al que lleva al alumno. Muchos logran identificarse con el ideal, soñar un estudio y por eso, mal que mal, sobrellevan con éxito la tarea. Pero muchos otros, han perdido el norte, se sienten a la deriva y no encuentran el motor para impulsarse, por ese camino que se presenta mesquino, desierto, que se presenta, en primera instancia, superfluo, innecesario. Y en mucho, su sensación es la correcta y más adecuada. La escuela sigue intentando educar al humano, del modo en que hace doscientos cincuenta años creían que era el mejor método. Los alumnos no comprenden qué tiene que ver lo que les enseñan, con la realidad que les tocó vivir. La desarticulación entre programa educativo y las condiciones de vida, por tanto, juegan el papel principal, el motivo causante del desinterés que acusan los alumnos por formarse. Los medios, las redes sociales, la tecnología, el rumbo que sigue el mundo: todos anuncia que por el camino que vamos, la cosa no marcha. El crimen organizado, en sentido amplio, crece mucho más que las soluciones. El planeta está en problemas, mucha gente está en problemas, poca gente tiene mucho dinero, y la naturaleza está avisando que a este paso no tiene para mucho más. Muchos alumnos saben esto, ¿cómo podrían adaptarse, no obstante, sin sentirse insatisfechos, metidos en un rumbo del que inevitablemente, recibirán problemas?------------------ Los que pueden sortearlo, esperando ser buenos hijos y alumnos diploma, son los que, por su lado, se “adaptan” del modo más vasallo a las imposiciones sociales y el discurso Amo, del que también son parte los padres, quienes se lo han inculcado (nunca culparía a un niño; ni a su padre: sí al sistema, que con sus instituciones forma la gente de un modo particular). Concluyamos entonces, la segunda consecuencia del modelo educativo: no ser foco de interés para los alumnos, por su lejana relación con la realidad actual, y el rumbo que ha hecho tomar al mundo. Es cierto que no es decisiva ni la única; confluyen, par a par, distintas instituciones, pero la educativa porta el papel de “iluminadora”, y termina por ser un vistazo al cajón de colecciones antiguas. A continuación, una más drástica se presenta. La institución-escuela se basa, copia su modelo, del modo en que se organiza la industria. Ya desde su constitución "Las escuelas aun están organizadas como si fueran fábricas: tienen timbres que suenan, instalaciones separadas, están especializadas por asignaturas, aun educamos a los niños por lote, les hacemos pasar por el sistema según su grupo de edad... ¿porque hacemos eso? Parece que lo más importante fuera su fecha de fabricación" . Sumen todavía que inocula en el alumno el temor al fracaso: la perspectiva del éxito (tomada del modelo económico) se vuelve el principio rector de la vida, y ya nada vale, y ya todo se somete a ello. Podemos colegir de esto, que la institución-escuela forma personas que, posteriormente, cuando adultos, trabajarán en una industria. El mundo se organiza de este modo, y la gente debe ser reclutada acorde al fin. En conclusión, la tercera consecuencia: reproduce el sistema industrial (capitalista), volviendo a la persona un fiel servidor del aparato, a costa de sacrificar su capacidad intelectual, divergente. Así de claro, muchas más son las cosas por decir de la educación actual: que achata la creatividad, puesto que desestima el arte, la música, la diversión, y pondera la lógica, el cálculo, las ciencias exactas. ¿En qué se basan para esta determinación? Lo que buscan, en primer lugar, es aminorar, hacer menguar, el nivel de pensamiento de la gente. No les benefician personas reflexivas, sino masas adormecidas, maleables, rebaños humanos. En principio perseguían el desarrollo, pero pronto reconocieron que conducía más a la estupidez, y vieron en ello, una gran ventaja. No quieren que en la escuela puedan expresarse y exponer su malestar, sino que lo sobrelleven, tragandoselo y derivandolo hacia el cuerpo y los afectos. Pues no hay lugar a afectos en la escuela. Conviene al mercado de fármacos, además, que todas las penas de la gente, terminen recayendo, por obstrucción, en las medicinas de laboratorio, mercado que hace girar al mundo en la actualidad. En este sentido, la institución-escuela, además de articular al sujeto con el sistema, lo articula con el mercado, la dependencia, de los medicamentos (que por cierto son parte de lo mismo). No conciben un alumno desanimado, desorientado, sino uno con problemas, desacorde a la norma, falto de ayuda, y en su auxilio la psiquiatría ha creado todo un manual de enfermedades que explicarían el motivo del defecto. Por tanto, a una patología le corresponde una medicación; y así el pobre alumno termina dopado, con lo que alimenta el mercado, a la vez que su interior, pobre, declina cada día más, sobre un ambiente que no busca comprenderle, sino, solo, amansarlo. "...estamos haciendo pasar a nuestros niños por el sistema educativo, a base de anestesiarlos..." La institución-escuela se encarga, por tanto, de articular al alumno a todas las demás instituciones del sistema. Es la puerta de acceso. Es el lugar donde comienza, el proceso de anulación del ser humano en su condición plena. Todo esto, desvalorar la creatividad, la diversión, negar el aburrimiento, intervenir (químicamente) sobre cualquiera que no siga al resto, responde a un fin: todo aquello que no conlleva a la productividad, todo lo que no contribuye al movimiento del sistema, queda por fuera y debe ser suprimido. En este sentido, la escuela termina por ser el comienzo, del desperdicio intelectual que se produce en el ser humano. Cualquier que crea que el mundo no va tan mal, debería comenzar por revisar su concepto de bienestar, teniendo frente a si las imágenes reales de los acontecimientos. Hambre, guerras, explotaciones humanas y naturales, despilfarro, centralización económica… y en todo esto, no tiene la “naturaleza agresiva” del hombre más influencia, que la educación que recibió a lo largo de su proceso formativo. Lo que es formación, constituye un camino de masificación, adoctrinamiento, integración al sistema, para que nada cambie, y perdure de este modo, el máximo tiempo posible. Educación que introduce al sistema capitalista. De este modo, yo tampoco me quier educar.