lunes, 26 de octubre de 2009

El pequeño y finito universo

Caminando y observando el suelo percibí como nunca antes la continua e ilimitada sucesión de los hechos y las cosas. Visualizo una piedra, la sigo con la mirada mientras me acerco, la tengo abajo y de repente: desaparece tras nuestro paso. Y solo retrocediendo podríamos volverla a observar; pero solo si ese elemento que vimos es relativamente fijo, y por tanto cuando regresemos por ella aun la encontremos en el mismo lugar; de lo contrario, no encontraríamos lo que antes habíamos visto. En este caso, tal como es el caso de todos los hechos y situaciones que no quedan en el pasado como los objetos, sino que suceden, modifican el universo, y vuelven a desaparecer repentinamente, entonces es imposible mediante un retroceso volverlos a encontrar; incluso el retroceso se vuelve imposible, dada la uní direccionalidad del tiempo que rige la vida de todos los seres vivos (y de todo lo que existe, me atrevería a decir). Los hechos no son reversibles, una vez consumados, ya no pueden modificarse. Podremos trabajar en las consecuencias, es decir, en el resultado de dichos procesos pasados, que continúan en el presente; pero esta continuación no es ni lejos la original (y nos remontaríamos al infinito buscando la causa primera), ni por otro lado, las situaciones presentes, son resultado directo de aquellas situaciones, sino consecuencia de una maraña de hechos y desenlaces.
En fin, el tiempo es irreversible (esto aun está más acentuado en el capitalismo; no es casualidad que la configuración horaria que rige el sistema actual, provenga de la “época industrial”, la cual se estructuro de este modo para organizar las jornadas laborales de sus obreros). Por otro lado, no solo es irreversible, es decir, que uno no puede aunque quiera retrocederlo; esto parecería más bien un capricho que la aceptación de la realidad. En verdad, esos hechos pasados e irrecuperables, no se encuentran ni en el universo mismo, porque sucedieron en un instante e instantáneamente se modificaron, y dejaron de existir. Pero ahora esa modificación era una nueva situación, que tan pronto como sucedía, cambiaba y volvía a desaparecer. Y así una tras otra, desde y hasta el infinito (seria un error considerar que el infinito es desde y hasta, dado que seria posicionarnos en un lugar intermedio, siendo que el infinito, no tiene puntos medios, ni antes ni despueses).
En consecuencia esta irreversibilidad de los hechos que sucedieron, son más resistentes que el esqueleto mismo de nuestro cuerpo. Porque no solo son rígidos e inmutables, sino que no están bajo nuestro poder, ningún tipo de poder humano.
Al hombre le queda por advertir esté hecho, a saber, que la existencia es un sucesivo pasaje de instantes, instantes sin tiempo, instantes que son parte de la situación particular, y desaparecen nuevamente en el tiempo (esto me hace pensar, que no pueden ser infinitos, dado que el tiempo los suprime). Es decir, hay que vivir aquí y ahora, no quiero aburrir, los mayas lo nombran, es vivir la existencia; es vivir-la-existencia misma, siendo parte de ella. Es saberse parte del universo en ese determinado momento. Ser parte de los instantes que se suceden unos tras otros y que nos permiten durante determinado tiempo (la finita vida humana) una participación de esa existencia; esa existencia universal, que es al menos el organismo mas grande que llegamos a conocer. Si el hombre puede con esto, acepta el presente como su único tiempo real, entonces puede mejorar su pasado y esperar un buen porvenir, dado que no espera el pasado y el futuro como algo construido, sino como completamente dependientes del sujeto en situación, y la situación, es ahora.

Considerar lo que existe en el universo (desde la materia oscura, hasta los seres vivos) como organismos o sistemas, unos dentro de otros, pero en verdad, todos partes de infinitos procesos y por tanto no hay dentro y fuera, ni pequeño ni grande, considerar simplemente como sistema todo cuanto existe, presenta claras y grandes ventajas. (Por ahora creo en un infinito metafísico, es decir, infinidad de procesos, pero no en un infinito físico, dado que todo lo que posee materia, en mi opinión, debe ser limitado, aunque no podría decir hasta donde se extiende lo físico).
Muchas veces he pensado aunque con el siempre presente límite humano, lo siguiente: dado que el universo es infinito, no hay medidas que rijan su existencia; nosotros podemos ser grandes en comparación a una hormiga, pero ella inmensa respecto a una célula. Y lo mismo que los árboles lo son de nosotros, y el planeta de los árboles. Si los tamaños tienen importancia, es solo en la vida humana que mide, y cuenta, y suma… pero en verdad, las medidas no existen en el universo. El hecho de que el universo sea infinito indica que la existencia se rige por otras leyes que la dimensión de la vida humana: que todo lo mide, que todo lo intenta controlar, que sabe que el tiempo nunca deja de pasar; pero en el universo, al “tiempo” no le interesa el transcurrir de los hechos. No tiene un origen ni tiene un fin, sino que viene desde siempre, y va hasta siempre. Esas son sus medidas.
Pero al decir esto uno choca con que, quizás, esto que llamamos infinito, desde y hasta siempre, en verdad tenga un origen, y probablemente un fin; si afirmamos que nada tiene medidas en el universo, bien podría suceder que en verdad el origen de lo que denominamos universo haya sucedido en algún tiempo, pero que el humano por su diminutés, mas diminuto que la creación del universo, no pueda nunca comprobar. Es decir, la vida humana dura en relación a la de un mosquito una eternidad, pero es sumamente breve en relación a la de una tortuga marina, que vive hasta 200 años. En verdad, esto es muy limitado en comparación a medidas mayores; por ejemplo, el tiempo que tiene el planeta tierra; sin embargo, es nada al lado de la edad de nuestra galaxia; y esta no es nada en comparación al tiempo que tiene el universo. Y este es el límite que nos impide seguir pensando; porque decimos, el universo es infinito y creemos que abarca todo; pero bien podría ser que sea una medida gigantesca, incomprensible al conocimiento humano, y por tanto lo consideraríamos infinito, mas tendría medidas y un periodo de duración, como lo tiene la vida, como lo tiene la existencia de una galaxia, y prácticamente de todo lo que conocemos. En verdad creemos que el universo es “infinito”, y sin embargo los cambios que notamos los consideramos como naturales tras el paso en el tiempo; es decir, aunque el universo no avanza en el tiempo, el pasaje del tiempo afecta al universo. Si esto es así, entraríamos en una contradicción; pues seria como si en el espacio que es infinito, de repente no cupiesen más objetos. Lo mismo el tiempo: si el universo es infinito ¿por qué el paso del tiempo los afecta al pasar? Bien puede que el tiempo les afecte pero sin embargo, esa existencia que no podríamos delimitar, nunca termine de existir (esto seria existir infinitamente y modificarse en el transcurso; pero, ¿transcurso de que? ¿Dónde?). Creo que pensar en que algo existe desde y hasta siempre, y que no obstante se modifica, es menos coherente que decir que si los objetos se modifican a través del tiempo, es porque son partes de procesos también limitados, o mejor, donde el tiempo pasa y tiene influencia, pero que sin embargo es tan amplio para nosotros (el universo), los humanos, que no logramos comprenderlo. Es decir: el universo en verdad no es infinito, sino que es “tan grande” midiéndolo humanamente, que no lo podemos llegar a conocer; pero que si el paso del tiempo le afecta entonces su existencia tendría fecha de caducidad.
Sin haberlo planeado, y habiendo promulgado por mucho tiempo la existencia del infinito como la verdad última de la existencia (y quizas el alivio mas grande que poseia), acabo de plantearme un supuesto por la cual niego la existencia del infinito. Y es del siguiente modo, a modo de ensayo.
“El universo considerado infinito, es otro error causa de las mal mediciones que hace el hombre; en verdad, el tiempo y el espacio son dimensiones que rigen al universo, tal como en nosotros, solo que lo hace en un periodo que denominaríamos “mayor”. Un proceso mucho más grande que el nuestro, y por esto, inasequible al conocimiento humano. Sostengo que estas medidas pueden ser gigantescas, pero que existen al fin, e incluso debe suponerse que tal como las medidas humanas son pequeñas en comparación a las del universo, las medidas del universo serian muy pequeñas en comparación a la de los procesos a los cuales pertenecería. Tal como una catarata dura mas en el tiempo que una chispa, y el universo dura mas que la tierra, lo que contiene al universo dura mas que el universo, y así, uno dentro de otro los procesos, quien sabe hasta donde llegan. Hace un rato, hubiese dicho de inmediato: hasta el infinito; pero ahora ya no puedo concebirlo así; en verdad, acabo de suponer y con convicción, que el universo existe desde y hasta algún momento; que es superior a lo que podemos comprender, pero no por eso ilimitado, infinito. (No seria incorrecto pensar que el universo, aunque sea inmensísimo, cupiese dentro de una tapita de gaseosa, y ser parte a su vez, de muchísimos y mayores procesos mas).”

Pero al final no hable de sistemas; decía: si consideramos como sistemas a todo cuanto existe, podemos comprender el hecho de que existan tan diversas medidas; una analogía es al respecto recurrente:
Un átomo es el elemento más pequeño que el hombre puede conocer. El átomo seria nuestro primer sistema. Este conforma moléculas (nuevo sistema); las moléculas conforman células; las células conforman tejidos; los tejidos órganos; los órganos organismos; y los organismos son parte de organismos superiores (todos son sistemas, que a su vez se relacionan entre si); tal como la tierra y sistema solar, y este y la galaxia, la galaxia y el universo, el universo y… [Lo que no sabemos como se llama, ya que nunca lo hemos nombrado dado que los humanos no sabemos de su existencia], y así sucesivamente. Los sistemas serian las estructuras, compuestos por elementos que forman un conjunto, y a su vez este conjunto formaría parte de otros conjuntos, es decir, de otros sistemas; así la tierra gira alrededor del sol, y este alrededor de sirio (el sol de la galaxia), y la galaxia se desplaza en el espacio (y dado que el universo “es infinito” nadie aun se ha preguntado, donde gira el universo). Ver sistemas donde existe algo, permite no abstraerlo de su funcionamiento, sino al contrario, verlo en el lugar que le corresponde, aunque no comprendamos como y desde cuando esta ahí.
Intercalar el hecho de que el universo es finito con que todo lo que existe podemos concebirlos como sistemas, permite entender la relación compleja que se da entre los elementos, entre los sistemas, y sus resultados, sin que podamos no obstante determinar sus causas. Como intentar inferir de donde surge la vida del hombre; ni siquiera podemos saber de donde surge la vida humana, si tan solo fuésemos un poco mas limitados, quizás creeríamos que también somos infinitos; es decir, que venimos desde siempre. Y no poder esclarecer el origen del hombre, revela cuan limitado es el conocimiento humano, y por tanto seria apresurarse a los hechos, y de hecho un prejuicio, peor aun, basado en la extrema subjetividad (y en medidas humanas), creer que el universo es infinito, sin advertir que nosotros nos caracterizamos por no entender nada de medidas, y en ultima instancia, de la existencia. A no olvidar antes que nada lo que dijo con razón Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas”.

lunes, 5 de octubre de 2009

Libertad; perla escencial del hombre.

La libertad es propia de los animales, desde que hay un deseo diferente al actual, ya hay un ser que vivencia esa cadena de impulsos y tendencias, que debe ir satisfaciendo, como alimentarse, huir, procrear, y demás, para poder subsistir; por tanto debe actuar en consecuencia de sus necesidades. Pero los animales a diferencia del ser humano, no pueden desprenderse del innatismo y las conductas pautadas por la herencia, por lo que solo serán parcialmente independientes, aunque completamente dependientes (de la naturaleza). Concluimos así que su medio natural es su único modo de vida. El hombre, en cambio, suple cualquier relación determinada por un sistema de lenguaje, que posiciona entre él y el mundo, y le permite nombrarlo, abstraerlo, dominarlo, mientras lo conoce. Seria como si al hombre le patinaran los significados de las cosas, y por tanto pudiera hacer interpretaciones propias de todo, que de hecho es lo que sucede. El hombre posee además de una libertad natural, propia de los animales, una libertad individual, que a su vez es doble, dado que es libre en su individualidad, a partir de que pertenece a una sociedad. Y es este último el fenómeno que libera al hombre más allá que los animales; el hombre trasciende gracias al lenguaje, que conforma civilizaciones, este sistema que le es propio, y por tanto, lo caracteriza de maneras particular. La evolución brindo al hombre la razón, y luego, de las practicas de esta ultima, han salido las diferentes características que conforman al hombre civilizado. Esta razón que por un lado lo somete, y por otro le permite hacer uso de ella, es la que lo hace responsable de los actos y decisiones que toma.
Aclarada la libertad humana por la cual cada persona decide libremente sobre sus actos, y no esta predestinada por su instinto, surge un inconveniente: el hombre tiene la posibilidad de obrar bien como de obrar mal; puede por tanto perjudicar al otro o beneficiarlo, y aunque no pueda consensuarse sobre el criterio de bien o mal, es del hombre de quien depende tal decisión. Partimos de la premisa de que el hombre es en acción, dado que en potencia, tranquilamente podrían considerarse malas algunos pensamientos, y sin embargo no ser incorrectas ni dañinas por no pasar de la imaginación. En acción, en cambio, el hombre es responsable de sus actos, a tal punto que su decisión afectara a un sin numero de vidas haga una u otra cosa.
Lo siguiente pues, seria preguntarse, como realizar lo bueno, que seria al parecer la única actividad favorable al hombre. Y al parecer me veo sumamente influenciado por Aristóteles en este tramo (aunque de lei muy poco), donde en primer lugar hay que considerar la felicidad como fin ultimo, supremo, y la virtud, como medio por el cual conserguirlo. Porque la felicidad en si misma es similar al lujo, tan reducida como el placer y agotable como las emociónes. La virtud del hombre, en cambio, el hombre parsimonioso, contemplativo, que media entre los extremos con justicia y lealtad, pues entonces estará haciendo bien las cosas antes de finalizadas, estará actuando correctamente, por lo que no puede sino devenir un bien superior a partir de estos bienes previos. El fin supremo por lo tanto depende de los fines parciales, como la felicidad (fin ultimo) depende de la virtud (fin intermedio) de quien razona con el alma, y ama la vida contemplativa (y agrego: quien vive espontaneamente conectado con su medio, y no tan encerrado en su cabeza). Pero a decir verdad ¿es la felicidad el fin último de la acción humana, o es la virtud, que es quien permite la felicidad? Por un lado es razonable nombrar la virtud como responsable de la felicidad; pero aun mas importante resulta recalcar que es hacia la felicidad hacia donde se dirigen todas las acciones, ya que es esta la que permite una vida satisfactoria, suficiente y plena, que no cuestiona a quien la vivencia, ya que no es una adquisición, sino un estado. La felicidad no se compra ni se educa (es prácticamente ajena al control voluntario); la virtud en cambio, sí. Porque se llega a ser virtuoso mediante el aprendizaje, mediante la educación que centra en la atención del hombre las actividades del alma (razón). Ante todo el equilibrio. Hipócrates dice: equilibrio de tensiones. Aristóteles en ética Nicomaquea también lo nombra: es el medio y no los extremos los que llevan a una acción justa, y en consecuencia, correcta.
Y si basta con acciones correctas para hacer el bien, pues entonces el bien es un adjetivo adjudicado a distintos estados, que no superan el orden de lo terrenal (podría plantearse el bien como algo divino que presta sus atributos a distintas acciones), o mas bien, ni siquiera superan el orden de lo humano. ¿O acaso los animales actúan bien o mal? Al parecer el bien no es tan trascendente como pensaríamos, sino más bien que depende del sujeto, de la sociedad y las normas en la que esta inserto y, en última instancia, de la opinión general. Pero no va más allá de eso. Sin embargo la virtud supera al actuar correctamente, dado que una vez adquirida se transforma en una estructura, y por lo tanto actúa tanto mejor quien es estructuralmente benéfico, que quien decide hacer el bien en algunas ocasiones, y suplantarlo o contrariarlo haciendo el mal en otras. El primero es un hombre moral; el segundo un hombre practico. El primero quiere el bien supremo, ya sea propio, de su pueblo o universal; el segundo, busca fines particulares. El primero puede referir a las leyes su obrar; el segundo, a sus intereses individuales. Entonces, sin duda, el primero constituye parte del grupo de los hombres justos y virtuosos, que tienden hacia el bien, mientras que el segundo es parte del vulgo, donde las tendencias y pasiones interiores tienen más fuerza sobre las elecciones personales, que la contemplación del alma entrenada. Uno podría considerarse sabio, el otro técnico (y ya notamos en occidente las consecuencias, de formar una sociedad tecnicista).
Y llegamos a conocer del hombre su aspecto mas objetivo: la relación mente – cuerpo. La relación dual entre el instinto y la razón, conformados en una indiscernible dialéctica dentro de una misma persona. Y el discurso nos ha llevado a finalizar con lo que comenzamos; dado que es esta disociación la que le permite al hombre abstraerse del medio natural del cual proviene (a diferencia de los animales), para insertarse en su propio medio, el que conforma como ser humano, la civilización. Por lo tanto el ambiente natural del hombre de cultura es la cultura misma, y por ello le cabe plantearse preguntas como lo bueno, lo malo, lo justo y la libertad, al momento de relacionarse con sus semejantes. Y por lo tanto le cabe preguntarse por el origen de tales acciones, proceso mediante el cual entrena el alma, adquiere la virtud, y si bien no consigue la felicidad (muchas veces los infortunios sobrepasan el espíritu), al menos se desplaza por la senda del bien, por él y para todos, fuente primordial de verdadera libertad. No olvidemos decir que el conocimiento lo acerca a uno a la verdad; y la verdad, es la única fuente de real libertad.